historia y curiosidades de la miel
La miel es un producto que ha utilizado el ser humano desde sus orígenes, las pinturas rupestres de la Cueva de la Araña, en Bicorp (Valencia), que vimos en artículos anteriores así lo mustra.
Forma parte de la dieta mediterránea desde la época de los egipcios.


Cuando Augusto, emperador romano, le preguntó a su amigo Asinio Pollión Romilis a qué atribuía él su longevidad y su estado saludable (había cumplido 100 años) éste le contestó lacónicamente como era su costumbre "aceite por fuera y miel por dentro". Los médicos la utilizaron para ayudar a sus pacientes a adormecerse.
En la Biblia se menciona la miel como artículo de exportación en Génesis 43:11 y Ezequiel 27:17.
Todos los grandes profetas se refieren a la miel en los libros sagrados, la palabra miel, representa la dulzura, la justicia, la virtud y la bondad divina. El Corán habla en términos sagrados de las abejas y de la miel: ''La miel es el primer beneficio que Dios dio a la tierra''. En el Corán hay una Sura que se llama "Las Abejas". En ella, "Dios dice: sepan los hombres que en el vientre de las abejas se produce un líquido que sirve para curar".
En la biblia hay muchos pasajes que hacen referencia a la miel:
Pr. 16. 23 El corazón del sabio hace prudente su boca, y añade gracia a sus labios
24 Panales de miel son los dichos suaves; suavidad al alma, y medicina para los huesos.
Pr. 24.13 Come, hijo mío, de la miel, porque es buena y el panal es dulce a tu paladar
14 Así será a tu alma el conocimiento de la sabiduría.
La perfección de la miel, la convierte, en el elemento principal de numerosos rituales religiosos. Entre los incas y los aztecas de América, desempeñó un gran papel en las ceremonias y los rituales de iniciación y de purificación.
Cuando Alejandro Magno murió en Babilonia, fue trasladado hasta Macedonia en un recipiente lleno de miel y el cadáver se conservó intacto.
Hasta el siglo XVI que apareció el azúcar de caña, fue el único edulcorante conocido. Al principio fue muy apreciada por su sabor dulce.
En un experimento realizado en 1971 se demostró que trozos de pescado, riñón, hígado y otros tejidos de origen animal, cubiertos con miel, conservaron su frescura a temperatura ambiente durante 4 años, mientras que los trozos cubiertos con "miel artificial" (mezcla de azúcares como glucosa y levulosa) comenzaron a descomponerse al quinto y octavo día.
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