La abeja conoce su entorno


La abeja es un ser social esto le permite comunicarse.
Ella en un entorno percibe estímulos, la manera de percibir es por los olores, sabores y movimiento

Sus células tienen una sensibilidad específica a los cambios del medio, órganos de los sentidos, que se extienden a los nervios sensores al sistema nervioso central, pasa a músculos y glándulas y se responde al estímulo.

Como perciben:


  •  La fotorecepción, sentido de la vista
La energía radiante de la luz, es percibida por las abejas gracias a sus ojos. Estos son de dos tipos: compuestos y simples u ocelos.
  • la quimiorecepción, sentidos del gusto y del olfato
El interior de la colmena es oscuro, la percepción de sustancias químicas, junto con las mecánicas, se hacen imprescindibles.
  • la mecanorecepción, sentidos del tacto y del oído
poseen numerosos pelos provistos de nervios que actúan como órgano del tacto.
  • la magnetorecepción
Es capaz de detectar efectivamente el campo geomagnético y que ejecutan sus danzas ajustándolas con la dirección de dicho campo.

Cuando un enjambre deja la colmena original construyen los nuevos panales en la misma dirección magnética de la colmena anterior. Parece ser que la magnetita, un imán natural encontrado en el abdomen de las abejas, puede ser el sensor magnético responsable de la magnetorecepción en ellas.
  • Termorecepción
Su temperatura depende de la del medio exterior, las abejas, gracias al desarrollo de la vida social, han logrado desarrollar un mecanismo de control de la misma en el interior de la colmena. Así el enjambre durante el invierno no entrará en letargo sino que se mantendrá activo.

Experimento: 

Las abejas son capaces de “comprender” y distinguir estímulos o señales. En este experimento se les hacía pasar a través de un tubo en forma de Y. Al entrar pasaban por una señal de color o con un olor determinado. En el punto de bifurcación de la Y una de las vías estaba marcada igual que la entrada y la otra de diferente color u olor.

En seguida las abejas “comprendieron“ que el agua azucarada estaba al final del tubo marcado con la misma marca que la entrada, incluso cambiando los colores u olores e incluso con patrones gráficos. Este experimento también funcionó a la inversa, cuando la recompensa se lograba eligiendo el camino marcado con una señal diferente a la de la entrada.

Pero los experimentos con abejas van más allá. Su conocida capacidad para rastrear flores y aromas ha interesado incluso al Departamento de Defensa de EEUU que las ha entrenado, con gran eficacia, para detectar el rastro de diferentes explosivos. En el futuro proyectan colocarles pequeños transmisores para controlarlas a grandes distancias. (esto lo hemos visto en entradas anteriores)

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